domingo, 27 de noviembre de 2011

Fundamentos Teóricos



Para fundamentar y contextualizar la propuesta pedagógica de la Gimnasia Rítmica Formativa como una línea de gimnasia ideal para desarrollar los contenidos de la cultura corporal de la Educación Física escolar y las actividades extra-escolares y comunitarias (junta de vecinos, ONG, grupos juveniles, etc.), creemos necesario explicar algunos conceptos involucrados directamente con el acto de educar.
Recordamos que el contenido de este libro está orientado a estudiantes de Educación Física que se encuentran en su etapa inicial de formación profesional y que irán a utilizar los conocimientos presentados aquí en el medio escolar una vez que se encuentren actuando en ese ámbito. Por otro lado, estos conceptos también son válidos para quien ya se encuentra desarrollando procesos de enseñanza-aprendizaje en la escuela.

Educación, Escuela y Pedagogía

            Según Brandão (1981, p.26):

 “...la educación aparece siempre que surgen formas sociales de conducción y control de la aventura de enseñar – y – aprender. La Educación Fundamental es el momento en que la educación se somete a la pedagogía (la teoría de la educación), creando situaciones propias para su ejercicio, produciendo sus métodos, estableciendo sus reglas y tiempos y construyendo ejecutores especializados”.
           
Desde los comienzos de la Era Industrial, la educación, cada vez más, se fue transformando en un medio de producción de símbolos de poder de la clase dominante y, principalmente, de los símbolos más característicos y representativo del mercado capitalista. La Escuela, como lugar donde se desarrolla la educación sistemática, ha sido el principal medio de reproducción de esa forma cultural.

“... el currículo de la escuela está construido por la cultura dominante, él es transmitido a través del código dominante (...). Los niños y jóvenes de la clase dominada tienen su cultura nativa desvalorizada, al mismo tiempo que su capital cultural, ya inicialmente bajo o nulo, no sufre ningún aumento o valorización”. (Neira y Nunes, 2006).
           
Junto con la desvalorización de la cultura de la clase dominada, en la educación hay un énfasis en la capacitación para el uso de los medios de producción, dejando los aspectos relacionados con  la formación humana en un plano secundario dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje. Esto puede ser constatado al observar los Planes y Programas de estudio que el Ministerio de Educación establece para el sistema escolar chileno, en los cuales aparece el desarrollo de actitudes y valores como objetivos transversales  en el proceso pedagógico escolar.
La transversalidad de objetivos ofrece una lectura de menor importancia una vez que los otros objetivos, los verticales, son los que reciben mayor atención al momento de desarrollar el proceso de enseñanza aprendizaje. Reconocemos que la intención del Ministerio de Educación ha sido recordar a todos los profesores que los objetivos transversales (valores y actitudes) no son responsabilidad de una asignatura en particular, pero lo que llama nuestra atención, y los profesores lo saben, es que estos objetivos rara vez se estudian como contenidos en las distintas materias del currículo y quedan a la suerte de acciones reflejas y de trato ocasional, es decir, cuando se presenta el problema valórico y/o actitudinal, en alguna conducta de los alumnos, generalmente considerada negativa por los profesores, O sea, la formación humana, entendida como el desarrollo de actitudes y valores, NO es lo más importante para desarrollar en los alumnos. Entonces, ¿Cuál Educación?, ¿Cuál Pedagogía?
Estamos seguros que como educadores buscamos (o por lo menos deberíamos buscar), en primer lugar, desarrollar los valores que los objetivos transversales pretenden, sin embargo, por no estar focalizados directamente en el programa escolar, se diluyen cuando intentamos llevarlos a la práctica y todo termina quedando en un discurso de buenas intenciones.
La formación humana no puede quedar como alternativa o para la casualidad, esperando que suceda alguna situación que obligue al profesor a tratar sobre los valores, como por ejemplo, algún caso de violencia que esté siendo explotado por los medios de comunicación. Considerando la situación actual de violencia, pobreza, hambre, discriminación, parricidios y feminicidios, etc. ¿Vamos a esperar que suceda algo peor? ¿Es que existe algo peor que eso? ¡La formación humana es para hoy!
Desde nuestro punto de vista es urgente una escuela y una pedagogía que objetive como función principal la formación humana. Una escuela que no trate de reproducir los códigos de la sociedad capitalista. Una pedagogía basada en el desarrollo del pensamiento y del espíritu crítico, que permita al alumno visualizar la realidad que le rodea desde múltiples perspectivas.
Estamos convencidos que la Escuela debe dar prioridad a la formación humana en su proceso pedagógico, así tendrá más posibilidades de contribuir con el desarrollo de un ser humano sensible a las necesidades de alimentación, educación, trabajo y bienestar de otros seres humanos menos favorecidos.
Además debemos recordar lo que Maturana y De Rezepka (1995) nos dicen respecto de la problemática educacional que acarrea la confusión entre Capacitación y Formación Humana.
Todo esto es muy importante en el proceso de formación del individuo, sea como ciudadano o profesional. Las Escuelas de Educación Física, donde se forman los futuros profesores del área, deben considerar en sus planes de estudio y mallas curriculares, la formación de un profesional critico y sensible a los problemas sociales de su comunidad. Y buscar de alguna forma que estas problemáticas sean analizadas y representadas en dicho proceso de formación.
Cuatro o cinco años de formación universitaria para terminar siendo instructor de actividades deportivas y/o recreativas, transformando las clases de Educación Física en sesiones de entrenamiento físico, ciertamente es una muy mala inversión pedagógica.