Un encuentro maravilloso después de 30 años!!


04:30 de la madrugada del día sábado 29 de Octubre de 2011. Comienzo a preparar mi primer viaje en moto. No soy un experto, pero la razón del viaje me ha mantenido despierto desde que me avisaron que el grupo de Gimnasia Rítmica Formativa se juntaría después de 30 años desde su última incursión en la tarea de difundir lo que habían creado.

Llegué a dicho grupo cuando muchos de los que hoy se juntan ya no estaban en él y la GRF llegaba a su fin, al menos en el mundo universitario, ya que su creador iniciaba otros caminos en otras tierras. Y de no haber sido por esa pequeña incursión el año 1982 en la Gimnasiada Nacional en Temuco y luego en Santiago en 1983, no estaría hoy madrugando para unirme a este encuentro de viejos amigos y grandes creadores de la GRF.

Llegué sin mayores problemas a Valdivia a eso de las 13:00hrs, justo cuando el grupo se disponía a almorzar en un hermoso barco sobre el rio de la ciudad. Al estacionar mi moto, me quedé esperando por el encuentro y al verlos aproximarse fue como volver 30 años hacia atrás y me pareció ver al grupo, visitando una ciudad, esperando por la orden del profe para la gran presentación, como tantas veces lo hicieron en tantas ciudades de este mundo.

Luego de los sinceros saludos, me sentí acogido en cada uno de los abrazos, sobre todo porque yo no compartí tantas presentaciones ni giras con este bello grupo en aquellos tiempos. Ya en el almuerzo el grupo se comportó como el que siempre fue, sencillo, alegre, con el chiste y la talla a flor de labios… difícil decir algo “serio” en tales momentos.

Arturo sacó de una bolsa mágica la malla roja de aquellos tiempos y pocos podían creer que aún la conservara tal cual, (los estudiosos reconocen el gesto de guardar tales recueros como “fidelidad al sentimiento”). Luego fue una medalla que dada la “seriedad” de los comensales fue imposible apreciar en su real dimensión.

Conforme fue transcurriendo el día, nos fuimos enterando de lo que cada uno ha estado haciendo durante todo este tiempo, la mayoría dedicado al ámbito de la educación. El “chilote Bórquez tomó la palabra para expresar sus agradecimientos a la organización y a lo que significó la GRF en nuestras vidas, e hizo alusión a las “bestias del negro Pérez”.

Luego algunos, Luchin, Mario, Jorge, Patricio, fuimos a la casa de Gerardo, quien nos atendió con un café y unos sanguches de quesito… y en ese instante a Luchin se le ocurre preguntarnos cómo fue que llegamos al grupo… pocos sabían que yo, junto al Chily Willy (Alejandro Alvarado) había comenzado como utilero, ya que en aquel tiempo había que ingeniárselas para pertenecer a dicho grupo de los “diablos rojos”, o mejor dicho, ganarse el puesto con sudor y humildad.

Al anochecer, en la cena en una bella casa de campo, se entregaron los diplomas de honor, y, cosa curiosa, el azar hizo que cada uno de nosotros le entregara el diploma correspondiente a quien tenía algo para decirle.

Más tarde, “champita” contó su incursión en el área boxeril – llamado a terreno por el carné de arbitro de box del profe –, las tallas continúan y nadie se asoma para decir que ya pasan de las 4 de la mañana. Pareciera que el tiempo se ha detenido en este rincón del mundo.

No podría escribir aquí la cantidad y profundidad de las emociones que allí se sembraron, no hay palabras para reflejar o acercarse teóricamente a tales emociones. Sólo es posible vivirlas, y para ello, había que estar allí.

Personalmente, pude comprobar mi teoría de el camino desde la información a la trascendencia (pronto socializaré con todos a través de mi blog dicha teoría). Es decir, lo que trasciende, lo que va más allá de la información será siempre un tiempo-espacio compartido con sentido de pertenencia y participación más allá del movimiento. Lo que nos mantiene unidos es un sentimiento de gratitud, de saberse parte de un proceso que marcó vidas y orientó destinos. De entender y aceptar que lo que se hizo en el pasado, a pesar de la incomprensión y hasta burla de algunos, valió la pena, quizá porque nunca más volvimos a tener un grupo como ese, o quizá, simplemente, porque cada uno de nosotros siente que debemos devolver y tender la mano a quien o a quienes nos la ofrecieron incondicionalmente en el pasado.

Gracias amigos, por darle un sentido a mis palabras. Por este bello momento de profunda humanidad y alegría (que manera de reírnos guacho!!). La idea de juntarse después de 30 años sólo podía ser posible en sujetos con almas puras y sentimientos nobles, sólo podía ser posible en hombres que reconocen que recibieron lo mejor de un maestro y se reconocen parte de una historia que jamás volverá a repetirse. Cada uno de nosotros volvió a sus rincones-hogares un poco distinto… pero definitivamente distinto para mejor, renovando los principios y valores en los que creemos.

Ahora me siento más fortalecido y más convencido de mi discurso frente a mis estudiantes, formando profesores para el bien, para que quizá, algún día, se den cuenta que formaron parte de un grupo que marcó sus vidas y vuelvan a juntarse 30 años después. Aunque repetir la historia es imposible en estos términos, ya que ni siquiera una alineación planetaria podría lograr que se reúnan en un grupo los “especímenes”, que se juntaron entre los años 1975 y 1982 y dieron vida a lo que hoy conocemos como Gimnasia Rítmica Formativa.